La Semana Santa es, al
igual que en muchos otros países sudamericanos, una de las festividades más
importantes del año. Estrechamente relacionada con la religión católica,
durante la Semana Santa ecuatoriana se llevan a cabo una amplia gama de
ceremonias y celebraciones a lo largo y ancho de las diferentes ciudades del
país. Al igual que el Día de los Difuntos, está también muy vinculada a la
gastronomía ecuatoriana.
Así, el plato más
importante es una sopa espesa que los ecuatorianos llaman fanesca. Según
dicta la tradición, la fanesca debe tomarse el Jueves Santom como si
fuera la Última Cena. No obstante, la popularidad de este delicioso plato ha
hecho que no solamente se tome el Jueves Santo, sino cualquier día a lo largo
de la semana entera es una buena ocasión. Se prepara con bacalao seco y una
selección de diferentes granos y verduras autóctonos de la Sierra ecuatoriana.
Una costumbre que rodea a este plato es la de añadir
al menos 12 granos y verduras, en representación de los 12 discípulos.
Asimismo, el pescado representa a Jesús. En cuanto a su origen, mientras que
unos sostienen que se remonta a la era colonial, otros dicen que fue
introducido por los españoles y portugueses. Otros, por su parte, dicen que
simplemente pudo originarse debido a que la época de recogida del grano
coincidía con la Cuaresma y la Semana Santa.
Además, como no podía ser de otra manera, en Quito se
vive la Semana Santa de forma muy especial, ya que se pueden hallar un sinfín
de actividades. Por ejemplo, en Riobamba lo más visitado por turistas y locales
es la Procesión del Señor del Buen Suceso, donde el Cristo flagelado, atado y
sangrante sale desde la Iglesia de La Concepción y va escoltado por una
multitud que va rezando el rosario. Esta multitudinaria procesión termina en la
Plaza de la Concepción con una misa.